Como si se tratara de un diálogo de un fenómeno social, la nueva colección de BOYPLAIN llama la atención por su enfoque sarcástico sobre el actual discurso político de odio acerca de los límites de libertad.

La marca tomó una medida drástica contra las críticas de odio que se han fomentado en los últimos tiempos, retratando un encuentro enigmático para desafiar los discursos negativos recientes en su lookbook “Wordy Wordier”.

La colección yuxtapone la idea del poder de las palabras y las cicatrices que éstas pueden dejar cuando se usan de una manera irresponsable con motivos destructivos, para molestar a una persona, o al contrario, sacar lo mejor de ella.

Sus diseños reflejan la fuerte personalidad de la marca, con siluetas que hacen énfasis en colores poco típicos para prendas masculinas, pero siempre conservando cierto minimalismo y conotaciones satíricas con símbolos tipográficos como signos de admiración, paréntesis y comillas.

Cada una de las prendas tiene una revolución implícita con diseños de pistas de manera indiscreta y como forma de expresión para hacer conciencia sobre un discurso de “libertad”, donde la gente pelea por sus derechos pero no respeta las opiniones y elecciones de los demás.