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El universo retro de Stranger Things

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El cine de culto de los ochenta y el revival synthwave que inspiraron el popular show televisivo de los hermanos Duffer.

[Esta nota contiene spoilers]

 

La serie de Netflix “Stranger Things”, escrita y dirigida por los hermanos Matt y Ross Duffer, se ha inmortalizado como una de las series más populares de los últimos años a semanas de su lanzamiento; un culto nacido de la resurrección de la estética sci-fi de la filmografía clásica de Steven Spielberg y la narrativa de misterio, propia de la producción literaria de King.

 

La nostalgia y el suspenso se convierten en el arma secreta de un argumento original sobre la desaparición de un niño llamado Will Byers (Noah Schnapp) en el pequeño pueblo de ficción Hawkins; lugar acechado por la presencia de eventos supernaturales, conspiraciones gubernamentales y un monstruo proveniente de otra dimensión, conocida como “The Upside Down”.

 

Esta serie ambientada en 1983 sigue a un grupo de niños: Mike (Finn Wolfhard), Dustin (Gaten Matarazzo) y Lucas (Caleb McLaughlin) en la búsqueda incansable de su amigo Will; apoyados por una misteriosa niña -ex-sujeto de laboratorio- con poderes telequinéticos llamada Eleven (Millie Bobby Brown) -analogía del oscuro alter-ego “Dark Phoenix” de Jean Grey en el comic 134 de X-Men.- Personajes que encarnan el lado positivo de un cliché sobre los nerds y los marginados, en una lucha interminable contra los bullies y el Demogorgon.

 

La historia de horror conecta los avances tecnológicos como la llegada de las computadoras de escritorio, los walkie-talkies y el Atari, con la moda, la música y la cultura pop de la época (con homenajes a la serie animada Masters Of The Universe, la cinta de 1975 “Jaws”, el juego de rol “Dungeons & Dragons” y la Millennium Falcon de Star Wars) con la idea universal del valor de la amistad y la lealtad en los años de infancia. Pronto la memoria se adentra en un mundo familiar con un giro de fantasía, donde todo es posible y los sueños se convierten en pesadillas fuera de control -inspiradas en la fascinación de los hermanos Duffer por la novela de Stephen King “It” y el payaso Pennywise.-

 

“Stranger Things” toma nota de diversas obras cinematográficas que se han convertido en esenciales con el paso del tiempo: E.T. y Close Encounters of the Third Kind de Spielberg; The Goonies de Richard Donner; Poltergeist de Tobe Hooper y Stand By Me de Rob Reiner (la adaptación fílmica del libro “The Body”, también de Stephen King). Referencias que nunca se ha ido de la memoria colectiva y retratan arquetipos e imágenes atemporales sobre el comportamiento humano ante situaciones paranormales. Así, descubrimos a una madre y heroína sci-fi como Joyce Byers (protagonizada por Winona Ryder) -quien se adentra en la profundidad de un vórtex dimensional para rescatar a su hijo- y el amor platónico adolescente entre la chica next door Nancy Wheeler (Natalie Dyer) y el outsider de la secundaria Jonathan Byers (Charlie Heaton) en un aterrador escenario al estilo de John Carpenter.

 

La creación de un monstruo interdimensional -reminiscencia de la ingeniería robótica empleada en la obra de Guillermo del Toro-; el diseño de una oscura realidad paralela (The Upside Down) vinculada a la estética del videojuego Silent Hill y sagas fílmicas como Alien; la selección de un talentoso casting de actores jóvenes; así como la acertada curaduría de un soundtrack acorde a la era, con temas de Echo & the Bunnymen, Jefferson Airplane, Modern English, Joy Division, Foreigner, Corey Hart y The Clash, para complementar escenas icónicas a lo largo de los ocho episodios de la serie; son parte vertebral de una historia que genera miedo porque está vista bajo la perspectiva de la incertidumbre y la inocencia.

 

Sin embargo, el valor agregado se encuentra en la realización de un score original por parte de los músicos y compositores Kyle Dixon y Michael Stein -mitad del acto synth, originario de Austin, Texas, S U R V I V E.- El sonido vintage proveniente de sus sintetizadores modulares customizados y la influencia de bandas sonoras realizadas por leyendas como Tangerine Dream, John Carpenter, Goblin y Giorgio Moroder recrearon las atmósferas propias del giallo italiano y las películas de horror de los años ochenta. De sus cinemáticos drones, disonancias, arpegios y técnicas de producción analógicas, surgió la colisión entre el pasado y el futuro; el synthwave.

 

 

Fue gracias a la popularidad de Stranger Things que el mainstream desenterró el prolífico catálogo de bandas subterráneas como S U R V I V E. La nostalgia por una época dorada exhibió la riqueza de un género cultivado por sellos como Holodeck Records, Mondo, Ghost Box, Italians Do It Better y Not Not Fun, que desde su nave han proporcionado música de gran manufactura a través de blogs musicales y plataformas como Bandcamp, durante más de una década. Exponentes y sintesístas como Ssleeperhold, Pye Corner Audio, Umberto, Troller, Flatliner, Xander Harris, Johnny Jewel (Chromatics), Steve Moore, Professor Genius, Cliff Martínez (responsable del score de “Drive”) y Disasterpiece (detrás del espeluznante installment sonoro de “It Follows”), son gatekeepers de un imaginario sorprendente, en el cual lo supernatural y lo ordinario convergen.

 

 

Los elementos con los que Strange Things ha construído este universo imaginario, invocan nuestro eterno romance con el pasado y las cosas que dejamos atrás. De repente nos convertimos en aquellos niños en bicicleta, emprendiendo la expedición de sus vidas a través del bosque oscuro de Mirkwood, para encontrar a un amigo perdido; y nos transporta al lugar donde habitan nuestros más oscuros temores -retratados por el destino fatal de Barb.- Es el monstruo y el viaje en el tiempo. Una partida de Dungeons & Dragons. El punto medio entre el mundo de la fantasía y el terror.

 

Miguel Ángel Correa