La barbería que nació en el barrio de Mayfair, Londres, abre sus puertas en el hotel Four Seasons para glorificar el santo oficio.

“¿Cómo lo quiere joven?” es como empezaría el ritual en la mayoría de las barberías de la ciudad, obviamente intercambiando el último sustantivo dependiendo de lo relajado u ostentoso del lugar. A diferencia de ellas, Carlos, quién me atendió, comenzó con un calculado “¿En qué puedo ayudarte?”.

Esta pregunta toma mucha importancia segundos después de compartir qué es lo que quería; suficientes para que su buen ojo detectara un detalle en mi bigote y cómo éste influía completamente en mi expresión facial.

Debo confesar que no soy un aficionado a que me hagan la barba, la visita al estilista me causa tremenda flojera y hasta hace un año, nunca había pisado una barbería. Siempre asentí con la cabeza cuando me preguntaban que si me había gustado y veía de reojo los espejos con ángulos laterales y nuca. Inclusive, siempre que voy llevo una gorra por si no me gusta y no logro peinarme para componerlo.

“Si quitamos donde se une tu bigote con la barba, suavizará tus rasgos.” – Me dijo de una forma muy segura.

Siempre que he hecho algún cambio radical busco el consejo y opinión de algún amigo pero en este caso me decidí a hacerlo sin referéndum alguno, no sin antes aclarar todas las posibles dudas que pasaban por mi mente.

Me preguntó si llevaba algún producto en el cabello y mientras pasábamos a estilos para la cabeza, me explicó que un degradado combinaría perfecto con lo que le haría a mi bigote.

Toda [buena] barbería tiene como ley la completa satisfacción y especial atención al cliente. Esta propuesta va un poco más allá al permitirse que la experiencia –y talento- del barbero hable para intercambiar opciones de estilo para juntos encontrar la mejor.

En México no existe la institucionalización del oficio, la vieja escuela ofrece una mano y ojo experto en un puñado de cortes, con maestría pero un puñado al fin. Por otra parte, la nueva ola de barberos que está poblando la ciudad ofrece tendencias, estilos y hasta tecnología con los productos disponibles en el mercado.

La tranquilidad y precisión con la que Carlos trabaja me da a entender que no llevaba prisa, cosa que no pasa con las barberías de moda. La aplicación de aceite con esencias, los cuatro minutos con la toalla caliente en la cara para abrir los poros, crema para rasurar, aftershave, toalla fría, shampoo, secado y peinado suman tiempo a la visita.

Entre anécdotas, Carlos me cuenta lo feliz que es en su oficio y cómo ha atendido a una variedad de clientes desde  que comenzó como barbero a los 16 años.

“Lo más importante es dar alternativas. Me ha tocado atender clientes que quieren un estilo en particular y hasta vienen con la foto.”

Después de preguntarle todo lo que se me pudo ocurrir del tema, me ofreció una alternativa a la cera que llevaba puesta cuando entré; un pomade para un acabado con poco brillo. Lo valioso de este tipo de producto es que a lo largo del día puedes reactivar sus propiedades con un poco de agua y volver a estilizarlo.

“Te ves más relajado, menos serio.” – me comentó.

Al ver el nuevo estilo frente al espejo vi el cambio al que se refería al principio, se veía más balanceado mi rostro. Incluso mi barba se veía más poblada ya que el marco que creaba el bigote al unirse con la barba descompensaba las partes con menos vello facial.

Una vez terminado, me preguntó si me gustó cómo había quedado, a lo que respondí con un sincero “sí”.

Gentlemen’s Tonic, dentro de Four Seasons Hotel México

Teléfono : +52 (55) 52116285

Correo: mexico@gentlemenstonic.com