Huatey, el primer rebelde de América
Hatuey. “La Española” (República Dominicana y Haití), s. m. s. xv – Cuba, 1511.
El cacique Hatuey era originario de la isla de Quisqueya, (actual “La Española”). En 1503 escapó a la matanza de caciques en la región de Xaragua, decretada por el gobernador Nicolás de Ovando, y huyó en canoa a la vecina isla de Cuba.
Y allí, en el cacicazgo del Bayamo, organizó la resistencia indígena. Les convenció de que debían preparase para la guerra. Según Bartolomé de las Casas, convocó una reunión en la que explicó que el dios de los españoles era el oro, al que adoraban y que para conseguirlo los asesinaría. Hatuey mostró a los cubanos una cesta llena de oro y de joyas.
“Este es el dios que los españoles adoran. Por esto ellos luchan y matan; por esto nos persiguen y es por eso qué tenemos que lanzarlos al mar”.
Ocho años después, en 1511, Diego Velázquez partió de “La Española”para conquistar y colonizar a Cuba. Entre sus soldados estaba Hernán Cortés. Al llegar a Cuba, Velázquez fundó a Baracoa.
La estrategia de Hatuey fue la de atacar, a manera de guerrilla, y después dispersarse a las lomas, donde se reagrupaban para el siguiente ataque defendiéndose durante cerca de tres meses.
Antes de quemarlo en la hoguera —relataba el dominico padre Las Casas—, un franciscano se le acercó para hablarle del cielo y de la salvación eterna.
Atado al palo decíale un religioso de San Francisco, santo varón que allí estaba, algunas cosas de Dios y de nuestra fe […], y que si quería creer aquello que le decía, que iría al cielo, donde había gloria y eterno descanso, y si no, que había de ir al infierno a padecer perpetuos tormentos y penas. Él, pensando un poco, preguntó al religioso si iban cristianos al cielo. El religioso le respondió que sí, pero que iban los que eran buenos. Dijo luego el cacique, sin más pensar, que no quería él ir allá, sino al infierno, por no estar donde estuviesen y por no ver tan cruel gente». (Muerte de Hatuey, Cuba). Ilustración Théodore de Bry.