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Los hombres también lloran: masculinidades y salud mental

Texto: Redacción Underdog

Fotografía: Wil Ewing

Hace unos meses, Meryl Streep dijo en un panel público que el término ‘masculinidad tóxica’ no hacía sino lastimar a los hombres. “Las mujeres también pueden ser jodidamente tóxicas”, añadió entonces. Las críticas no se hicieron esperar: la actriz no parecía diferenciar los matices de la expresión, pues masculinidad tóxica se refiere a los atributos. No significa que los hombres sean tóxicos, ni la masculinidad nociva de por sí. Una columna del periódico británico The Guardian le respondió con una frase lapidaria: “La masculinidad tóxica no solo lastima a los hombres, también los mata”. 

En fechas clave como el 10 de octubre, cuando se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental y el capítulo dedicado a la prevención del suicidio, resulta más que necesario hablar de masculinidades tóxicas o nocivas. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año cerca de 800.000 personas en el mundo se suicidan, y la mayoría de ellas son hombres. En Estados Unidos, de hecho, los hombres son 3.5 veces más proclives a morir por esta causa que las mujeres. Dicha tendencia también se refleja en países como México, donde la tasa de suicidio en 2017 se situó en 8.7 por cada 100 mil hombres y 1.9 por cada 100 mil mujeres, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).   

La diferencia de género en estas cifras se explica, en buena parte, a que los hombres suelen recurrir a métodos más letales para poner fin a sus vidas, como armas de fuego. Las mujeres, entre tanto, tienen mayores probabilidades de ser diagnosticadas con trastornos depresivos y comportamientos suicidas, pues son más receptivas a la terapia profesional. Muchos hombres, en cambio, se abstienen de buscar ayuda para no admitir su vulnerabilidad o mostrar sus emociones. 

El estoicismo, ese dominio sobre la propia sensibilidad llevado al extremo, es solo uno de los rasgos de la masculinidad nociva. Si la norma social dicta que un hombre debe ser fuerte, dominante, competitivo, racional y valiente, cualquier situación que desafíe esos estándares debe ser reprimida. Así aparecen enfermedades aparentemente silenciosas como la depresión, tan poco diagnosticada entre la población masculina. 

No en vano, en 2018, la Asociación Americana de Psicología (APA), una de las organizaciones más respetadas en la materia, decidió publicar una guía diferencia para ayudar a especialistas a trabajar cuestiones de salud mental con niños y hombres. Los lineamientos parten del principio de que la ideología tradicional de masculinidad impacta directamente en su bienestar físico y mental.

Si bien, el deber ser de un hombre en una sociedad igualitaria y la necesidad de erradicar un modelo de masculinidad hegemónica no es un tema nuevo, en los últimos tiempos ha vuelto a ser parte de la conversación a medida que aumenta la consciencia por los derechos de las mujeres. Uno de los ejemplos más sonados fue la campaña de Gillette de principios de este año, We Believe: the Best Man Can Be, que apareció como respuesta solidaria con el movimiento #MeToo. El famoso anuncio obtuvo reacciones encontradas: aplausos por proponer una masculinidad positiva y chiflidos por reproducir las clásicas representaciones de los hombres como el “sexo salvaje”.

En el ámbito musical también han aparecido esfuerzos para derribar masculinidades nocivas y hablar de sus terribles consecuencias. Sam Fender es una de las voces más jóvenes y destacadas en tocar el tema de frente con su canción “Dead Boys”, un llamado de atención en una sociedad como la británica, donde en promedio 84 hombres se quitan la vida cada semana. En el Reino Unido, por cierto, existe una organización dedicada exclusivamente a la prevención del suicidio masculino, la principal causa de muerte entre hombres menores de 45 años. 

Hace tiempo llegó la hora de reemplazar el himno de The Cure (“Traté de reír, de cubrirlo con mentiras, esconder mis lágrimas, porque los hombres no lloran”) por mensajes más en sintonía con una generación que entiende que los estereotipos y las convenciones también forman parte del debate sobre el bienestar mental de una sociedad. 

    


Dónde buscar ayuda 

En México el Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis por Teléfono (SAPTEL) de la Cruz Roja Mexicana ofrece atención telefónica todos los días, las 24 horas, en el número (55) 5259-8121.

También existe la Línea de Ayuda Origen para solicitar atención psicológica y orientación legal y médica, gratuita y confidencial, a nivel nacional. El teléfono es: 800 015 16 17. El contacto vía WhatsApp es a través del +52 1 (55) 7334 8556, y por correo electrónico en lineadeayudaorigen@origenac.org.