Moda ¿accesible?: pros y contras del fast fashion
Rápido, barato y al instante, así es el fast fashion, la estrategia tan malévola como excitante que han creado las grandes marcas de moda minoristas como ZARA, Pull & Bear, H&M, Forever 21, Topshop o Asos, para trasladar las grandes propuestas de diseño a sus tiendas a precios muy bajos. Pero, ¿qué tan cierta e inclusiva es la ‘‘democratización de la moda”?, o ¿qué tanto estamos dispuestos a sobreexplotar los recursos ambientales y humanos para estar a “la moda”?
Accesibilidad vs mala calidad
La ventaja más notable es la facilidad para obtener prendas baratas en comparación a las vendidas por las marcas de lujo. Sin embargo, estas piezas resultan de baja calidad ya que los materiales con los que se realizan son prácticamente desechables. Está estimado que hacemos 400 mil millones de m2 de telas anualmente, y mientras que 60 billones son considerados desperdicio, las compañías cada vez invierten en materia prima más barata para asegurar precios bajos y grandes utilidades.
Tendencias vs pérdida de la exclusividad
Se pueden tener las últimas tendencias en el momento exacto, la moda rápida no se limita a cuatro temporadas, constantemente ofrecen productos nuevos e incluso las grandes casas de moda colaboran con estas cadenas para desarrollar colecciones como Balmain x H&M, McQueen x Target o Kenzo x vans. ¿El lado no tan bueno?, la mayoría de las personas que conoces traerán puesto lo mismo que tú, disminuyendo el valor de diseño y el sentido de exclusividad.
Demanda vs explotación laboral
Se puede replicar de manera inmediata cualquier colección, pero esta urgencia de producción trae consigo problemas de explotación en países del tercer mundo, como en China, donde mujeres jóvenes sufren 150 horas de trabajo extra sin contrato o seguro social. Una encuesta a 91 marcas de moda encontró que solo el 12% podía demostrar que pagan el salario mínimo y muchas veces exponen a sus trabajadores a condiciones peligrosas, un ejemplo es el derrumbamiento del edificio en Rana Plaza en Dhacca, Bangladesh, donde murieron 1,133 personas.
Variedad vs impacto ambiental
Sí, puedes tener tu guardarropa actualizado y con gran variedad de estilos, pero este consumo masivo genera millones de toneladas de basura; además, en su producción se utilizan grandes cantidades de agua y productos químicos. Se necesitan 2,720 litros de agua para hacer una camiseta; el equivalente a lo que tomamos en un periodo de 3 años. Esto supone un grave problema ambiental ya que la industria textil es la segunda más contaminante a nivel mundial.
¿Hay soluciones?
Existen alternativas que van desde procurar el comercio justo y condiciones humanas para los trabajadores, hasta prácticas más sencillas como reciclar, reutilizar, donar e intercambiar tus prendas. Otras opciones son la compra de segunda mano y la de inversión, que consiste en adquirir prendas más caras pero por su calidad duran mucho más tiempo (no es rocket science). Para conocer más sobre el impacto ambiental de la industria de la moda y aprender a ser un comprador consciente, puedes visitar la página del proyecto Fashion Revolution.
Texto colaboración de David Ocampo.