Mudanza, de Verónica Gerber Bicecci
Editorial Almadía presenta la reedición de Mudanza, libro que Verónica Gerber Bicecci publicó por primera vez hace cinco años en un tiraje limitado. Y en el que reúne ensayos sobre escritores que se mudaron de disciplina hacia las artes visuales.
“Cuántas veces al día consideramos dejarlo todo para seguir el trayecto de un disparate; cómo encontrar esa ínfima molécula en nuestro flujos sanguíneo y hacerla explotar.”
El libro presenta siete momentos que recorren la transición de la escritura y el lenguaje a otras estructuras artísticas. Y que se hilan por la idea del desplazamiento —físico o intelectual— y de la búsqueda por ocupar campos de creación distintos del sitio común.
Así, en “Papiroflexia” el poeta Vito Acconci se pregunta sobre las posibilidades espaciales de la hoja de papel en la que escribía, empeñándose en inventar una escritura que se desentienda de la página en blanco y se encarne en el mundo.
“Quería tocar las palabras, usar sus huecos como el molde de una escultura que permitiera acortar la distancia abismal entre un hombre y lo que escribe.”
En “Telegrama”, el escritor mexicano Ulises Carrión quiere despojar al lenguaje de lo superficial para llegar a las ordenaciones subterráneas de lo escrito, las estructuras o esquemas que lo sostienen. Cuestionándose esta condición a través de la correspondencia con Octavio Paz.
“La idea sucede de otra manera en la totalidad del libro, justo donde el principio y el final se tocan. Donde la palabra se encuentra consigo misma, donde está a punto de evaporarse su sentido.”
Por su parte, en el ensayo “Equívoco” la fotógrafa y artista conceptual Sophie Calle decide convertirse en un personaje de la ficción del escritor estadounidense Paul Auster, con el fin de vivir otra vida y ser una narración.
“Su narración busca un encuentro. Solamente la memoria, ese espacio donde las cosas pueden suceder dos veces; el lenguaje, vehículo de los afectos más abstractos.”
En “Capicúa”, el poeta belga Marcel Broodthaers trata de llegar al vacío, la nada, la anulación del mensaje, la negación del nombre. Y finalmente, en “Onomatopeya”, el pintor Öyvind Fahlström acampa una semana en el bosque y transcribe el canto de las aves para construir un idioma que es puro sonido.
Gerber Bicecci se autorefiere como artista visual que escribe. Ha expuesto individual y colectivamente en el Museo de la Ciudad de México, el Museo Experimental El Eco, el Museo Universitario Arte Contemporáneo y el Museo Amparo. En Mudanza incluye dos ensayos personales, en los que la autora piensa su vida y circunstancias como condicionantes para su singular visión del mundo.
“La nece(si)dad por el movimiento me llevó a hacer mi propia mudanza, incluso a pensarme en una mudanza constante. En el traslado encontré en cada imagen el límite que separa al mundo de su revés…”
Mudanza coloca la idea de la errancia no solo a nivel creativo, sino como una metáfora de los saltos que damos por habitar lo cotidiano en un plano paralelo, por existir desde maneras distintas “¿Cuántas veces hemos releído un texto en busca del escape?”.