Soy parte Neandertal
Cuando tenía 18 años, mi padre se acercó por detrás de mí, me puso la mano en la nuca y se desconcertó mucho. Sintió una protuberancia en mi cráneo. Sentir una protuberancia extraña en la cabeza de tu hijo es comprensiblemente preocupante, pero yo la había tenido toda mi vida y supuse que todo el mundo la tenía también.
Para que me entiendan, me dejó palpar su cráneo y también el de mi madre. Eran suaves.
De niño esto siempre me molestaba porque no podía apoyar la cabeza en superficies planas como el suelo o la ventanilla del autobús escolar. La presión de tener todo mi peso sobre ese punto es dolorosa. Me hizo mucho sentido enterarme que esto era poco común, porque nunca había oído a nadie más quejarse de ello.
He hecho las paces con mi ascendencia cavernícola y sigo identificándome como homo sapiens. Sin embargo, con el paso del tiempo, he observado que tengo tendencias además de mis rasgos físicos.
Resulta que se llama moño occipital, una protuberancia en la parte posterior del cráneo característica del genoma neandertal. La subespecie neandertal está extinta en ciertos términos, pero parte de su genética sobrevive en los humanos.
Definitivamente parece que soy una mezcla, porque por otro lado mido algo más de 1,80 metros. No sé mi desglose genético exacto porque me niego a dar mi ADN a los brillantes de una empresa de análisis como 23andMe, pero también tengo ojos muy marcados, un cuello inusualmente peludo y mi esposa se queja de que tengo un cráneo grueso. Así que tengo unos cuantos regalos adicionales.
He hecho las paces con mi ascendencia cavernícola y sigo identificándome como homo sapiens. Sin embargo, con el paso del tiempo, he observado que tengo tendencias además de mis rasgos físicos.
En primer lugar, me encanta cocinar sobre el fuego. No me refiero a una parrilla de propano, hablo de al menos carbón, pero mejor aún si es una simple hoguera. Carne, tubérculos, pimientos, asados y carbonizados. Este es mi lugar feliz. Disfruto de pocas cosas tanto como sentarme al lado de un fuego abierto y cuidar la comida que tengo cocinando sobre él.
También me gustan mucho los ambientes acogedores tipo cueva en entornos difíciles. Me gustan mucho los videojuegos en los que intentas refugiarte y sobrevivir cerca de un fuego, como Minecraft y The Forest. Y también me gusta vivir en lugares con un invierno duro. Disfruto de la sensación de “sobrevivir” en mi cueva (casa). No puedo imaginarme vivir en un lugar con un clima de 70 grados durante todo el año, me volvería loco.
Por último, me encantan los palos. Me gusta sostenerlos y agitarlos y demás tonterías.
Texto por artur, ingeniero en Kraken Exchange, fundador de Cryptowatch publicado originalmente en inglés.