La creciente popularidad de los servicios de streaming como Spotify, Apple y Tidal -así como la evidente caída libre de la industria discográfica- han significado uno de los eventos más disruptivos de nuestro tiempo. Para sobrevivir, los major labels se asocian con empresas de tecnología y diseñan las campañas publicitarias más absurdas para el lanzamiento de nueva música. Es cuando el nombre de personajes como Kanye West y su parafernalia mediática garantizan el éxito que ya no se puede conseguir con tanta facilidad a través del modelo tradicional.

Kanye West representa poder, dinero y fama pero también al artista incomprendido y al outsider; un talento volátil en tiempos de crisis que, desde el lanzamiento de su obra maestra “My Beautiful Dark Twisted Fantasy” (2010) y de su innovador “Yeezus” (2013), se ha convertido en un referente fundamental de la cultura pop; un pionero de la experimentación musical con un género tan arraigado en Estados Unidos como lo es el hip hop.

Con el lanzamiento de su nuevo disco “The Life Of Pablo”, envuelto en controversia y ridículos cambios de última hora, Yeezus ha entregado un performance que habla más sobre su megalomanía que sobre un concepto finalizado; aún así, el que hoy llama ‘su álbum góspel’ es un flamboyante mix de colaboradores (músicos, productores, escritores y vocalistas) como no se había visto antes. Rihanna, Chance The Rapper, DJ Dodger Stadium, Post Malone, The Weeknd, Chris Brown, Kendrick Lamar y su nuevo protegido Desiigner, entre muchos más, conviven en un mundo curado por uno de los grandes nerds musicales.

West alimenta la mitología sobre la divinidad de un hombre con muchas versiones de él mismo. Creador de todo. “This is a God dream” canta en “Ultralight Beam”. No tiene reparo en ser contradictorio al reimaginar a su gran musa Kim Kardashian como la Virgen María en “Wolves” y al mismo tiempo descalificar a Taylor Swift en “Famous”: “I made that bitch famous” cuando invoca el perverso episodio de los MTV VMA de 2009.

“The Life Of Pablo” está inspirado por el apóstol San Pablo y revalora la habilidad del artista para el sampleo de clásicos R&B, soul y funk; así como la excavación de referentes underground electrónicos y hip hop donde coexisten Arthur Russell, Nina Simone, Ghostface Killah, Yoko Shimomura, Future, Drake y Mr. Fingers.

La ambiciosa trayectoria de Kanye se documenta a lo largo de siete álbumes y una tormentosa incursión en el negocio de la moda; misma que le ha dejado una supuesta deuda personal de 53 millones de dólares.

El fracaso de su línea Pastelle y la poco afortunada colección Kanye West Spring/Summer 2012 sirven de contraste ante otras iniciativas como la creación del Nike Air Yeezy, la línea de merchandise a través de su propio sello G.O.O.D. Music y la colaboración con Adidas para crear los sneakers Yeezy Boost 750 y 350. Sin embargo, su hito más importante a la fecha ha sido su debut en NYFW y el listening party de “The Life Of Pablo” en medio de la extravaganza “Yeezy Season 3 Fashion Collection” en Madison Square Garden.

El evento precedió el mayor registro que se tiene sobre descargas ilegales de un álbum filtrado; y desató una ola incontenible de titulares que nos dieron un indicador sobre la relevancia de un antihéroe como Ye en el episodio más caótico y productivo de su vida.

En una era caracterizada por el impacto de los fenómenos virales y el personal branding, el autor de “808s & Heartbreak” encarna al pecador en busca de redención e inmortalidad; en tanto preserva el spot histórico entre una élite de artistas de alto calibre. ¿Es Kanye West uno de los más grandes visionarios de nuestra generación o el sorprendente resultado de una vida que se proyecta como el reality más grande de todos los tiempos?

I’m not crazy I’m free.

— KANYE WEST (@kanyewest) 24 de febrero de 2016

Texto colaboración de Miguel Ángel Correa