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THIS IS NOT MALLORCA

THIS IS NOT MALLORCA

Texto por Rodrigo Herrera 

Ilustración por Ricardo Useche y Roberto Paparcone

Estas coloridas y festivas postales esconden la masificación del turismo que está transformando Palma de Mallorca en una tierra de excesos y muerte. 

#ThisIsNotMallorca es un proyecto colaborativo entre Ricardo Useche y Roberto Paparcone, artistas mallorquines de origen extranjero cuya idea surgió de entre las historias que escuchaban de sus amigos sobre la isla en la que ellos crecieron; una sociedad donde los locales convivían en armonía con el turismo. Con esto en mente, han querido representar situaciones que cada vez se hacen más comunes en los veranos mallorquines. Playas abarrotadas de turistas, balconing. 

En años recientes, las protestas en torno a la saturación del conocido “turismo de borrachera” han movilizado a colectivos como Arran Palma o Ciutat per qui l’Habita (ciudad para quien habita) convocando a manifestaciones con los lemas “Tourism kills Mallorca”, “O sobran turistas o falta espacio”; también se han hecho esfuerzos en el campo audiovisual con  la proyección del documental “Overbooking”, o “Rostoll cremat” (Rastrojo quemado), una obra de teatro que invita a abrir el debate sobre la saturación turística.  

Las manifestaciones antiturísticas se han extendido en muchas ciudades de Europa en la medida en que el turismo ha aumentado desproporcionadamente y afectado en formas similares; de los 1.300 millones de llegadas internacionales contabilizadas por la ONU a nivel mundial, el año pasado el 51% se produjo en Europa; un 8% mas que el año anterior. Es importante también resaltar que sólo durante el verano de 2017 llegaron 5.435.670 turistas a Mallorca, en contraste con sus 1.176.627 habitantes, y en cuanto al transporte marítimo el número de cruceristas en el puerto de Palma se ha duplicado en la última década (Institut Balear d’Estadística–Ibestat) 

Para entender la magnitud del problema y sus consecuentes hace falta aterrizarlo también en cifras. Durante el verano de 2018, ocho personas murieron realizando la práctica del ‘balconing’; bien sea como consecuencia de los retos de saltar desde los balcones a las piscinas, o como aquellos que no tenían intención de arrojarse al vacío, pero sí de ir en busca de alcohol pasando de un balcón a otro. Este año, ha sido inaugurada la temporada del balconing con al menos tres heridos y un muerto. 

Platiqué con Ricardo Useche y Roberto Paparcone para conocer más sobre la vida en Mallorca, su proyecto, y el deterioro que ha orillado a la creación de este tipo de iniciativas.  

Rodrigo: Viendo detalladamente las postales, ¿donde deberíamos centrar nuestra atención si nos detenemos a verla un momento?   

Ricardo: La primera impresión es que son divertidas, puedes ver personas disfrutando de los tres escenarios que planteamos, pero si te detienes a verlas un segundo más, te darás cuenta que hay un mensaje detrás de ellas. Cuando planteamos realizar el proyecto nos preguntábamos sobre a quiénes irían dirigidas, ¿a locales?, ¿a turistas?, y quisimos que fuera para ambos; que la lectura de las postales tuviesen libre interpretación, que cada uno hiciera un ejercicio interno de reflexión, ¿es tu actitud como local o como turista la que reflejan las postales?

Rodrigo: ¿Cuál es el recuerdo más grato que tienes de Mallorca?  

Ricardo: El recuerdo más grato que tengo en Mallorca, es el día de mi boda. Me casé aquí, Mallorca es el lugar que nos abrió, a mi chico y a mi, las puertas una vez emigramos de Venezuela, ¿a quién no le gustaría casarse en una isla paradisíaca en el mediterráneo?  Yo no sólo puedo decir que lo he hecho, sino que además vivo aquí. Pero no es el único recuerdo grato que tengo de la isla, los atardeceres en Sa Forada, los paseos a Alcudia y su bahía, las ferias de pueblo en verano.

Roberto: Más que recuerdos que entiendo como parte del pasado, prefiero hablar de momentos que vivo a diario. Después de haber vivido en otros lugares de Europa, aterricé en Mallorca sin saber lo que me esperaría. Aquí cada día descubro personas y lugares nuevos. De vez en cuando me concedo largos paseos por el campo o la montaña con mi inseparable Babbá (mi perro labrador) y descubro pequeños lugares donde saborear los productos que da la isla.

Rodrigo: ¿Qué significa vivir ahí? ¿Cuál es la verdadera cara de Mallorca?

Roberto: Después de haber vivido por veinte años en Barcelona, aquí he descubierto una vida que tiene otro ritmo y otros tiempos. He tenido la suerte de conocer una Mallorca paralela hecha de gente local y de fuera que ha decidido afincarse aquí, gente creativa que me demuestra que no obstante se trate de una isla, no hay barreras físicas. Pero lo que más me ha sorprendido son las ganas de compartir, actitud bastante difícil de encontrar en una gran ciudad.

Ricardo: Para mí, Mallorca es el lugar que hizo que replanteara mi vida por completo, mi formación profesional en el campo de la ingeniería –y este no es uno de los fuertes de la isla–, sin embargo el ambiente creativo no deja de sorprenderme. Aquí se vive la cultura, y fue precisamente eso lo que generó un cambio en mí. Hoy cuando me preguntan ¿a qué te dedicas? orgullosamente respondo: ilustrador, y creo que eso se lo debo en gran parte a Mallorca, a ella y a su gente que me dio el impulso para arriesgarme. Aquí todo es posible. La verdadera Mallorca vive en su gente, en su idioma, en su comida, en sus fiestas, en su historia; personalmente creo que los mallorquines cuidan de su patrimonio cultural, cerrándose al turismo, esto lo hacen como un mecanismo de defensa para así no diluir su identidad con la de los foráneos. No es fácil conocer la verdadera Mallorca, tienes que rascar un poco en la superficie, pero allí está. Simplemente me siento afortunado de haber elegido este lugar como mi casa. 

Rodrigo: ¿Cuál es el principal mensaje que te gustaría que las personas se llevaran luego de conocer tu proyecto y de ver el arte de las postales?

Ricardo: Nosotros no estamos en contra del turismo, por el contrario es la base de la economía de la isla. Estamos en contra es del modelo actual de turismo, lo que llaman el turismo “low cost”, donde se prioriza el volumen antes que la calidad. Se debe replantear el modelo, y creo que se debe empezar en como se “vende” Mallorca en España, Europa y en el resto del mundo. 

Estamos acostumbrados a los titulares de vuelos a la isla donde sus pasajeros vienen en estado de ebriedad, de bares donde su mayor reclamo son las actividades de entretenimiento ligadas a practicas sexuales, consumo de drogas y alcohol en las calles, sexo en público. Y consideramos que en parte esto se debe a una cultura de turismo que va pasado de boca en boca sobre a que se viene a Mallorca. 

Es responsabilidad de las administraciones publicas a todos los niveles de crear políticas eficientes que reviertan esta imagen y permitan cambiar un modelo económico sostenible donde la conservación de los espacios naturales sea la prioridad y a su vez mantenga el estado de bienestar de su población. 

 

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